El realismo mágico no es una expresión literaria mágica, su finalidad no es la suscitar emociones sino más bien expresarlas, y es por sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad. La estrategia del escritor pasa por sugerir un clima sobrenatural sin apartarse de la naturaleza, deformando para ello la percepción de las cosas, los personajes y los acontecimientos reconocibles de la trama de su trabajo.
Para esta finalidad, el escritor se abstiene de emitir juicios lógicos, no destaca las ambigüedades ni se detiene en análisis psicológicos de sus personajes, que, además, jamás se desconciertan frente a los eventos sobrenaturales que viven.
Origen de la idea del realismo mágico
El realismo mágico tiene
sus raíces en la cultura latinoamericana, a partir de las interpretaciones
de los europeos en la etapa de la colonización del nuevo continente.
Las crónicas de esa época
son ricas en el relato y descripción de cosas absolutamente maravillosas,
producto de la extrañeza que provocaba en los exploradores, las
cosas que veían en sus viajes.
Es a partir de esta tradición
de la interpretación de la realidad del nuevo continente a través
de ojos europeos que se creó una visión sobrenatural de la
realidad latinoamericana. Prodigios que iban desde animales fantásticos
hasta ciudades ocultas, pasando por fuentes de la eterna juventud y árboles
cuyos frutos eran capaces de proveer todo lo que los hombres necesitaban
para su subsistencia. La aparición de un grupo de escritores latinoamericanos
contemporáneos entre sí, que cuestionaban esta visión,
dio base a lo que posteriormente se conoció como realismo mágico.
Lo real-maravilloso americano de
Alejo Carpentier
En entrevista concedida con motivo
de la aparición de El recurso del método, decía Carpentier:
"Hay que buscar en América las cosas que no se han dicho, las palabras
que no se han pronunciado. Hay en las Cartas de Relación de Hernán
Cortés al rey de España una frase que siempre me ha impresionado
mucho. Dice más o menos Hernán Cortés: Y quisiera
hablarle de otras cosas de América, pero no teniendo la palabra
que las define ni el vocabulario necesario, no puedo contárselas.
Y me di cuenta, un buen día, de que era ese vocabulario y eran esas
palabras las que teníamos que hallar".
Carpentier publicó un ensayo "De lo real maravilloso
americano" Tientos y diferencias. Montevideo: Arca, 1967.