** Este artículo ha sido puesto en este sitio con propósitos educativos

                       La Agenda Comercial en el Contexto del Sistema Interamericano
 

                                Jose M. Salazar-Xirinachs*
                                      Marzo, 2000

   Introducción
 

   La creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no ha sido independiente del conjunto de
   principios, normas e instrumentos existentes en el Sistema Interamericano, por una parte, ni de las iniciativas
   de cooperación del proceso de la Cumbre de las Américas, por otra.  Por el contrario, a diferencia de las
   negociaciones comerciales en la Organización Mundial del Comercio (OMC), debe verse al ALCA, y de hecho
   así fue concebida por los Líderes del Hemisferio, como parte de una agenda amplia para promover la
   democracia, la prosperidad y el desarrollo sostenible, así como la erradicación de la pobreza en el Hemisferio.
   Esta “Alianza para la Prosperidad” acordada en la Primera “Cumbre de las Américas” en Miami en 1994, y
   reiterada en la Segunda Cumbre en Santiago en 1998, es una alianza estratégica, un amplio pacto económico,
   social y político entre los países de las Américas.  Fue percibida y bien recibida en la mayoría de los países
   Latinoamericanos como una nueva iniciativa cooperativa de la Pos-guerra Fría que también podría revitalizar los
   principios y los instrumentos del Sistema Interamericano.

   No obstante, a cinco años dentro del proceso de las cumbres la realidad es que hay demasiadas interrogantes
   sin contestar respecto al curso estratégico fundamental de la comunidad incipiente de las naciones de las
   Américas.  En particular, pareciera existir una desarticulación entre algunos de los componentes de la visión
   estratégica e integrada desarrollada  en Miami.  No es sólo que algunas iniciativas hayan avanzado más que
   otras, lo que hasta cierto punto es de esperar en un proceso tan complejo, ni que en la práctica haya habido un
   proceso de compartamentalización que hasta cierto punto responde a divisiones institucionales del trabajo.
   Estos son realmente asuntos de importancia que requieren atención.  Pero el asunto aquí es diferente y en
   cierto sentido más profundo.  Se trata de que la visión estratégica que estableció y reconoció las
   interdependencias y las sinergias en áreas claves tales como la democracia, el comercio, la lucha contra la
   pobreza, los aspectos de trabajo y ambientales, pareciera que se han desarticulado hasta cierto punto en el
   discurso político y en las acciones de políticas de los gobiernos. [2]

   El documento analiza esta aparente pérdida de visión estratégica y algunas de sus consecuencias desde el
   punto de vista de las iniciativas comerciales y de integración.  Específicamente, el documento argumenta dos
   puntos principales: Primero, que si es correcto, esta desarticulación presenta un posible riesgo severo no sólo
   para el proceso de la Cumbre misma, sino además en particular, para la iniciativa comercial.   Segundo, que el
   progreso en las iniciativas de la Cumbre y el Plan de Acción requieren que se mantenga un programa
   estratégico de diálogo de políticas y de cooperación coherente y multi-facético a través de los asuntos
   incluidos en la Cumbre. Especialmente, el mantener y fortalecer esta visión estratégica es esencial para la
   conclusión de las negociaciones del ALCA en el año 2005 y para su exitosa implementación con posterioridad
   a esa fecha.

   La siguiente sección señala las características especiales de las negociaciones del ALCA y algunas
   diferencias claves entre el proceso del ALCA y la OMC. La Sección II se refiere a cuatro aspectos claves de la
   interdependencia o vínculos entre la agenda comercial en las Américas y el resto de la agenda Interamericana.

   I.     Las Negociaciones de la OMC y el ALCA :  Algunas Diferencias

   El sistema multilateral de comercio es uno de los mejores logros en el área de gobernabilidad global del Siglo
   20.  Su desempeño ha sido bastante satisfactorio en su objetivo central de liberación progresiva del comercio.
   Algunos argumentan que este desempeño ha sido aún mejor que el del sistema financiero mundial [3] y ello se
   atribuye a tres características básicas: normas claras y predecibles, contratos vinculantes y mecanismos
   eficaces para solucionar disputas.

   Las negociaciones y los acuerdos regionales de comercio pueden complementar el sistema multilateral
   desarrollando marcos globales de normas y compromisos vinculantes.  Así es precisamente como los
   ministros de comercio de las Américas han concebido la creación del ALCA: completamente consistente con
   las normas y las disciplinas de la OMC.

   Sin embargo, existen ciertas características especiales que distinguen al ALCA de la OMC.

   Primero, el objetivo del ALCA es crear una zona de libre comercio, que por definición significa reducir la mayor
   parte de los aranceles a cero y eliminar considerablemente todos los obstáculos para el movimiento de
   mercancías y servicios en el Hemisferio.  El objetivo de la OMC es también promover el libre comercio, sin
   embargo, dada la amplia diversidad y la índole global de los participantes el avance en la OMC es
   necesariamente más gradual y demorado de lo que se esperaría del ALCA.

   Segundo, mientras que en la OMC aún no hay consenso sobre la amplitud de la agenda de comercio de una
   nueva ronda, en el ALCA ya se está negociando bajo una agenda acordada y de naturaleza amplia.  Esta
   agenda en el ALCA incluye negociaciones en aspectos nuevos tales como inversiones, compras del sector
   público y políticas de competencia, que aún no han sido específicamente incluidos en la OMC.  Es también
   particular en la manera de incorporar  en la estructura institucional de las negociaciones un mecanismo para
   los insumos de la Sociedad Civil, la acción colectiva en medidas de facilitación de negocios y en la nueva
   forma en que incorpora el aspecto del comercio electrónico, creando un Comité Conjunto de Expertos en
   Comercio Electrónico del Sector Privado y del Gobierno.

   Además de estas diferencias internas en los objetivos y en el alcance de las negociaciones, existen dos
   características externas del contexto en el que se están dando las negociaciones del ALCA, y en las que
   existirá un eventual acuerdo del ALCA, que son aún más pertinentes en darle al ALCA un carácter especial.

   Uno es el hecho de que el ALCA está incorporado en el contexto de la visión más amplia y en el Plan de
   Acción de Cooperación Interamericana definido en el proceso de la Cumbres de las Américas. Esta agenda de
   cooperación está bastante bien estructurada en 23 incitativas específicas que fueron lanzadas en la Cumbre de
   Miami en diciembre de 1994.  Tiene también mecanismos específicos institucionales para su conducción
   política, su administración e implementación. Estos mecanismos incluyen: una Cumbre Presidencial cada tres
   años; países coordinadores responsables para cada una de las 23 iniciativas; un sistema ministerial horizontal
   de cooperación/coordinación en cada una de las áreas clave; y un proceso de seguimiento a la Cumbre en el
   cual tanto el Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres (GRIC) y la OEA desempeñan un papel
   primordial.   Además, el proceso de la Cumbre tiene una estructura de apoyo institucional de una serie de
   instituciones interamericanas, tales como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco
   Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la
   Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA), y
   otras, dependiendo del área  específica.

   El segundo hecho, y no menos importante, es que los futuros miembros del ALCA ya forman parte de un
   conjunto de principios, normas e instrumentos legales y diplomáticos existentes en el Sistema Interamericano,
   incluyendo acciones prácticas y de cooperación para la protección, defensa y promoción de la democracia y
   los derechos humanos.  De hecho, según se ha mencionado explícitamente en las Declaraciones de las
   Cumbres, la creación del ALCA se basa en la existencia de una comunidad de las democracias en las
   Américas y en una convergencia de valores políticos, económicos y sociales.  A la luz de las normas y
   mecanismos existentes para la acción colectiva, esto es más que un punto retórico.  Específicamente, en el
   Sistema Interamericano, en el contexto de la OEA, los países han adoptado procedimientos multilaterales e
   instrumentos de acción colectiva para enfrentar los problemas que se crean al interrumpirse el orden
   constitucional democrático. [4]

   Estos procedimientos incluyen la Resolución 1080 adoptada en 1991, conocida como la resolución de la
   “Democracia Representativa”, que establece un procedimiento de acción colectiva, inmediata y multilateral para
   proteger la democracia en un estado asociado en el que haya ocurrido una interrupción de un proceso político
   regular institucional.  Incluyen además un artículo nuevo en los Estatutos de la OEA (Artículo 9, en vigor a
   partir de setiembre de 1997), que contempla la posibilidad de suspender o excluir de las actividades de la
   Organización a un gobierno de un estado asociado que no haya surgido de un proceso democrático, o que
   haya sido constituido por medio del uso de la fuerza.  Es también de interés notar que MERCOSUR contiene
   una “cláusula democrática” que permite como asociados sólo a regímenes democráticos.  Si existirá una
   disposición específica para una suspensión temporal de beneficios en caso de interrupción seria o prolongada
   del orden constitucional que pudiera contemplarse en el ALCA, o cómo interactuarían los participantes del
   ALCA con otras disposiciones existentes en el Sistema Interamericano, son preguntas abiertas.  El punto de
   interés aquí es que el Sistema Interamericano ya tiene una cantidad de mecanismos multilaterales para ejercer
   una influencia positiva para proteger, defender y promover la democracia y los derechos humanos, y se puede
   esperar que, contrario a algunas opiniones, la creación del ALCA vendrá a  fortalecerlos.

   Por consiguiente, las negociaciones del ALCA no sólo son diferentes en ciertos aspectos específicos respecto
   al diálogo en la OMC, sino que ocurren en un contexto político muy diferente en términos de las
   interdependencias sistémicas, las iniciativas de cooperación entre los posibles asociados y las
   instrumentalidades institucionales.  Son parte de la agenda estratégica más amplia de la cooperación
   hemisférica así como de la arquitectura legal más amplia del sistema interamericano.  El argumento de este
   artículo es que esto ofrece oportunidades para la creación del Área de Libre Comercio de las Américas, su
   justificación o racionalidad y para construir apoyo hacia ella, que no están presentes en el contexto de la
   OMC.  Algunas de estas oportunidades se exploran a continuación.

    II Los Vínculos entre el Comercio y el Resto de la Agenda Interamericana

   Esta sección selecciona cuatro áreas claves donde el comercio y las otras iniciativas del proceso de Cumbres
   se cruzan de manera estratégica y que requieren clarificación conceptual así como políticas claras para
   progresar.

   1. Facilitación de la Integración de las Pequeñas Economías

   El primero es el desafío de integrar las economías pequeñas y relativamente menos desarrolladas al ALCA.
   Esta es un área particularmente importante en el diálogo hemisférico.   Aún cuando en términos económicos
   estrictos y de tamaño de mercado   más de un 90% del mercado combinado del ALCA lo componen tres
   socios del TLCAN y dos miembros de MERCOSUR, el concepto del ALCA incluye los otros 29 países en el
   hemisferio.   Y así como el concepto del ALCA no podrá realizarse sin un Brasil o un México, tampoco podría
   llegar a ser sin el Caribe o Centroamérica o los países de la Comunidad Andina.

   Más allá de la razón evidente de que los líderes así lo han definido, existen razones profundas para ello.  Estas
   razones se relacionan con el hecho de que el regionalismo en el Hemisferio Occidental no sólo tiene una
   justificación económica, sino que también tiene una racionalidad de seguridad colectiva y una justificación
   política y estratégica.  Desde luego, cuáles sean los objetivos económicos, políticos y de seguridad que desde
   el punto de vista nacional cada uno de los países busca en el Plan de Acción de la Cumbre y en cada uno de
   sus componentes, es una pregunta interesante pero compleja.  No todos los países o sectores dentro de los
   países, ven la misma justificación en las iniciativas hemisféricas desde el punto de vista de sus intereses y
   prioridades nacionales y menos desde el punto de vista de intereses sectoriales.  Al respecto, y como
   responsables de articular el interés público nacional de cada país, uno de los principales retos del liderazgo en
   el Hemisferio es continuar explicando a los ciudadanos las justificaciones económicas, políticas y de seguridad
   colectiva del ejercicio regional de negociación comercial y de cooperación interamericana.  Desde luego, esto
   no es fácil, especialmente cuando no se tiene suficiente consenso ni sentido de prioridades sobre la tarea.  Lo
   extraordinario es el hecho de que 34 países, tan diversos como lo son todos los de este hemisferio, hayan
   encontrado una base común en los principios, valores y objetivos expresados en las Declaraciones de las
   Cumbres así como en las varias Declaraciones Ministeriales que han surgido del Proceso de Cumbres.

   El punto es que facilitar la integración de las economías pequeñas no sólo es un desafío económico.  Más
   bien, es un objetivo en el cual el comercio y otros temas de la agenda de cooperación hemisférica interactúan
   estrechamente. Las Cumbres y Declaraciones Ministerilales sucesivas reconocen el desafío de integrar en una
   áreas de libre comercio a economías que son muy distintas en cuanto a tamaño y nivel de desarrollo.   La
   Declaración Ministerial de San José acordó que el ALCA será un compromiso único, que todos los países
   estarán sujetos al mismo nivel de disciplina y que será posible el trato preferencial, pero no en obligaciones
   finales, sino en términos de distintos períodos de transición para alcanzar los niveles de disciplina acordados.
   El escenario más probable es el que estos períodos de transición se resolverán sobre una base de país por
   país, sector por sector y producto por  producto, como resultado de las negociaciones.

   Algunas economías pequeñas han expresado repetidamente su preocupación sobre la necesidad de aumentar
   los flujos de ayuda, y algunos países han hecho énfasis en la necesidad de que más allá de los esfuerzos
   actuales de la asistencia técnica relacionada con el comercio, se disponga de financiamiento adicional. [5]

   Aunque las preocupaciones sobre la importancia de los fondos para financiar el desarrollo sean legítimas
   ¿deberán ser parte de las negociaciones comerciales?   En la Declaración de San José los ministros de
   comercio acordaron que la respuesta a esta interrogante es negativa, y fue en estos términos que los líderes
   en Santiago acordaron iniciar el proceso de negociación del ALCA.   Parte de la respuesta es precisamente
   que la creación del ALCA es parte del marco más amplio de cooperación hemisférica en el cual se están
   haciendo esfuerzos paralelos en áreas pertinentes de la integración y el desarrollo económico.   Por ejemplo,
   bajo el título de "La Promoción de la Prosperidad por medio de la Integración Económica y el Libre Comercio",
   la Declaración de Principios y el Plan de Acción de Miami contienen seis iniciativas que complementan el
   ALCA en el área económica, estas son:

        Desarrollo y liberalización de los mercados de capital
        Infraestructura
        Cooperación en energía
        Infraestructura de telecomunicaciones e información
        Cooperación en ciencia y tecnología, y
        Turismo

   Así, mientras que conceptualmente es claro que el desarrollo requiere tanto flujos de comercio como
   financieros, así como flujos de ayuda no reembolsable, y todos estos son componentes de la visión y el Plan
   de Acción de la Cumbre de las Américas, en la práctica, las iniciativas comerciales y financieras están
   organizados en procesos paralelos. Las economías más pequeñas aceptaron este enfoque bajo el entendido
   de que deberá haber progreso importante en los demás elementos del nuevo pacto hemisférico.

   Existe una diferencia fundamental entre el comercio y las otras iniciativas. Esta es que el acuerdo sobre
   comercio se constituirá en un contrato legalmente vinculante, mientras que la mayoría de las demás iniciativas
   consisten de esfuerzos de cooperación y de promesas voluntarias de financiamiento y ayuda bilateral y
   multilateral.  Esta diferencia fundamental sirve para enfatizar la importancia de mantener el compromiso político
   con la alianza estratégica global del proceso de Cumbres de las Américas, en particular en los temas
   económicos que complementan la agenda de desarrollo de las  economías pequeñas.

   2. Preocupaciones ambientales y laborales

   Un segundo conjunto de vínculos entre temas relevantes de la agenda hemisférica es entre el comercio y los
   asuntos laborales y el comercio y las preocupaciones ambientales. La relación entre estos temas es
   particularmente importante para el logro de los objetivos del 2005 porque, además de su valor intrínseco,
   existen diferencias importantes de posición y de dinámica política entre los Estados Unidos, y hasta cierto
   grado Canadá, por una parte, y la mayoría de los países de América Latina y del Caribe por otra. Los países
   Latinoamericanos y del Caribe sienten que más comercio y más inversión inversión, y no menos, y el
   consiguiente crecimiento económico más bien mejora los estándares laborales y ambientales. Y están
   dispuestos a cooperar, y de hecho están haciendo, en una ambiciosa agenda sobre temas laborales y
   ambientales para complementar las negociaciones comerciales. Pero en las negociaciones y acuerdos
   comerciales, generalmente estos países están unidos en su oposición a vincular el tema de acceso a
   mercados con los estándares laborales y ambientales.

   ¿A qué se debe lo anterior?  Es de sentido común y es una realidad que existen  nexos estrechos entre el
   comercio y el mundo del trabajo, como también  existen entre el comercio y los el medio ambiente. Una
   posición que aparentemente rechaza este vínculo parece superficialmente bastante irracional. ¿Qué es lo que
   la justifica?  Esta no es la ocasión de ensayar una respuesta completa a esta pregunta.[6]  Sin embargo, una
   de las razones fundamentales se relaciona con la asimetría básica en los tamaños de sus mercados y la
   importancia relativa como socios comerciales entre los Estados Unidos, por una parte, y los países de
   Latinoamérica y el Caribe por otra. En realidad, los Estados Unidos es el único país que puede amenazar con
   credibilidad y de hecho producir daños graves, y en muchos casos desproporcionados en relación con la
   gravedad de la violación, cerrando sus mercados a los otros socios comerciales.  Por lo tanto, aceptar un
   enfoque basado en sanciones comerciales que vincule el acceso a los mercados con asuntos laborales o
   ambientales es, en la práctica, una manera de institucionalizar el unilateralismo en un contexto multilateral, ya
   sea en la OMC o en el ALCA.  Los países de América Latina y el Caribe, cuyo objectivo principal es lograr
   acceso amplio y seguro a los grandes mercados que sirva de estímulo a su crecimiento, perciben en esto una
   situación donde no hay ganancia.

   Otras preocupaciones, compartidas por muchos expertos y países, es que el uso del ALCA o de la OMC como
   foros para la negociación y aplicación de estándares laborales y ambientales distraería a éstas instituciones de
   mantenerse concentradas en la ya de por sí difícil tarea de liberalizar y facilitar el comercio, pone en peligro el
   cumplimiento de sus objectivos fundamentales y presenta el riesgo de que el comercio sea restringido en
   nombre de lo que aparentemente son buenas causas, pero que fácilmente se presta para fines proteccionistas,
   que traerían más daño que beneficio para los países en desarrollo.

   Ahora bien, para evitar malos entendidos es importante destacar lo que no está implícito en la oposición de los
   países de Latinoamérica y el Caribe a ligar los temas laborales o ambientales al comercio. Tomemos el caso
   de los temas laborales.

     1.Los países de Latinoamérica y el Caribe no están diciendo que el comercio y los temas laborales no se
        relacionan. Reconocen que existen relaciones importantes entre el comercio y los derechos laborales
        así como entre el comercio y los temas ambientales. Lo que no desean hacer es ligarlos en acuerdos o
        negociaciones comerciales, y particularmente no ligarlos a sanciones comerciales o a restricciones de
        acceso a mercados.
     2.La oposición a este vínculo no es porque los países de Latinoamérica y el Caribe  tengan una estrategia
        competitiva basada en la violación de los derechos de los trabajadores o, como algunos han
        argumentado, en el fomento a condiciones de explotación.  Los países de Latinoamérica y el Caribe han
        firmado un número importante de convenciones OIT que protegen los derechos laborales básicos.  Por
        supuesto, hay problemas de aplicación y cumplimiento, pero una cosa es encontrar casos de
        violaciones (así como la criminalidad constituye una violación de las leyes penales) y otra muy diferente
        es sugerir que es algo que promueven los gobiernos como un asunto de política de competitividad
        internacional.
     3.En tercer lugar, la oposición a la vinculación no quiere decir que los países no tengan voluntad para
        cooperar.  En el sistema interamericano existe la cooperación en dos niveles: regional y hemisférico. A
        nivel regional, Centroamérica ofrece un buen ejemplo, donde los ministros de trabajo, incluyendo los de
        Panamá y República Dominicana, se reúnen con regularidad para emprender acciones conjuntas bajo
        los auspicios de la oficina de la OIT  regional.  La iniciativa principal, sin embargo, es hemisférica.  Los
        ministros de trabajo del hemisferio se reúnen cada dos años.  Durante su reunión en Viña del Mar,
        Chile, en 1998, acordaron un plan de acción y establecieron dos grupos de trabajo: uno sobre la
        globalización de la economía y sus dimensiones socio-laborales; y otro sobre la modernización del
        estado y la administración del trabajo.  Desarrollaron un programa bastante amplio de cooperación,
        incluyendo temas tales como: el papel de los ministerios de trabajo, el empleo y el mercado laboral, la
        capacitación vocacional, las relaciones laborales y los derechos básicos de los trabajadores; la
        seguridad social, la salud ocupacional, la aplicación de las leyes laborales nacionales, la administración
        de justicia en el área laboral, y el diálogo social.  Se reunieron nuevamente en Washington, D.C., en
        febrero del 2000, evaluaron el progreso en la implementación de estas iniciativas y acordaron continuar
        los esfuerzos de cooperación.[7]

   En síntesis, los países de Latinoamérica y el Caribe están bien comprometidos con la cooperación y en el
   trabajo conjunto, con los Estados Unidos y otros en una amplia gama de temas, tanto laborales como
   ambientales, como parte del proceso de la Cumbre de las Américas.  Hay problemas de financiamiento para
   estos programas de cooperación, pero existe voluntad política y se ha venido trabajando en una ambiciosa
   agenda.  El fortalecimiento de estas iniciativas hemisféricas podría ser una forma de lograr que sin las
   confrontaciones que se generan cuando el tema se lleva al campo del comercio, se avance en el
   perfeccionamiento de los marcos legales y en la aplicación de los derechos laborales fundamentales y los
   estándares ambientales.
 

   Así como los  asuntos financieros se tratan como categorías paralelas a los temas del comercio bajo la
   responsabilidad de los ministros de finanzas, ¿porqué no proceder de la misma forma respecto de los temas
   laborales y ambientales?  El marco de cooperación definido en el sistema interamericano y en las Cumbres de
   las Américas, ofrece una oportunidad especial para avanzar por esta vía.

   3. Democracia y Mercados.

   Un tercer vínculo conceptual y práctico entre áreas claves de trabajo colectivo en el hemisferio es entre el
   desarrollo de mercados y el desarrollo democrático. Una relación positiva entre la democracia y los mercados
   constituye un postulado básico de la Cumbre de las Américas. Las políticas orientadas hacia el mercado
   promueven la transparencia, la competencia y el comportamiento basado en normas, y contribuyen a reducir el
   ámbito de las acciones discrecionales y arbitrarias.  Puede argumentarse que promover la competencia y la
   transparencia así como reglas claras para áreas tales como las compras  gubernamentales, la resolución
   disputas y la competencia,  reduce el ámbito para la corrupción y la colusión y contribuye al desarrollo
   democrático.  Además, como argumenta Jorge Domínguez, cuando se adoptan las reglas de mercado con el
   consentimiento de los gobernados se puede estar más seguro que las reglas del mercado de hoy estarán allí
   también mañana. [8]  En este y otros sentidos importantes una democracia estable es un activo valioso para el
   clima de inversión y para el desarrollo de un país.  Más allá de estos efectos de refuerzo mutuo, también existe
   el hecho, mencionado anteriormente, de que el ALCA fue explícitamente concebida como un acuerdo entre
   naciones democráticas, y cuando se conforme en el 2005 vendrá a fortalecer los mecanismos interamericanos
   existentes para proteger, defender y promover la democracia.

   La perspectiva optimista que inspiró la visión de la Cumbre de las Américas, sin embargo, se encuentra
   amenazada ahora por realidades que enfatizan la idea correcta de que la democracia va mucho más allá del
   hecho de tener elecciones limpias y justas. La consolidación de la democracia en América Latina se ve
   afectada por peligros más o menos sutiles tales como la corrupción, el debilitamiento del principio del equilibrio
   y la independencia de los poderes del estado, la impunidad y el debilitamiento del sistema judicial, las
   violaciones a las libertades básicas y a los derechos humanos, la polarización entre sectores que hace difícil
   en muchos países lograr un mínimo de consenso sobre políticas fundamentales. Existe también el problema
   del narcotráfico, la criminalidad y la inseguridad en la mayoría de las ciudades, el terrorismo, la marginalización
   y la pobreza.

   Para los pobres y desposeídos, la democracia y el libre comercio no se relacionan con el mejoramiento de sus
   vidas cotidianas.  Es por esto que uno de los desafíos estratégicos para la cooperación interamericana es
   trabajar juntos para que los beneficios del mayor crecimiento económico inducido por las reformas económicas
   y el libre comercio sean distribuidos a los sectores pobres de la población. Recientemente Canadá, como
   anfitrión de la próxima cumbre de las Américas el año próximo, ha destacado la importancia de la agenda para
   la consolidación democrática y del mercado bajo el concepto de “seguridad humana” como preocupación
   central de la próxima cumbre.
 

   4. Otros Ejercicios en el Establecimiento de Normas

   Finalmente, el comercio no es el único ejercicio que establece normas dentro del contexto de las Iniciativas de
   la Cumbre y el sistema Interamericano.  Otros ejercicios claves que establecen normas son: el desarrollo de
   estándares comunes para las telecomunicaciones y los equipos de telecomunicaciones bajo la responsabilidad
   de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL), la Convención Interamericana contra la
   Corrupción de la OEA, la Convención sobre Transparencia en Adquisición de Armas y el Mecanismo
   Multilateral para Evaluar la Reducción del Cultivo, Tráfico y Consumo de Drogas Prohibidas.  En la Iniciativa de
   Mercados de Capital, los Ministros de Finanzas trabajan con la Asociación de Supervisores de Bancos de las
   Américas en un programa para implementar los Principios de Basilea para la Supervisión de Bancos.  Estos
   son sólo algunos de los esfuerzos que se están llevando a cabo para mejorar el sistema multilateral
   interamericano.

   Conclusión: Algunas Posibles Lecciones del Proceso de la Cumbre

   Podemos derivar cuatro conclusiones de la discusión anterior que tienen importancia en relación con el
   proceso de la Cumbre y las negociaciones del ALCA.

   Primero, las negociaciones del ALCA no sólo son diferentes a las de la OMC como  negociaciones
   comerciales en ciertas formas fundamentales, sino que avanzan dentro de un contexto político diferente en
   términos de interdependencia sistémica, de iniciativas de cooperación entre socios eventuales y en términos
   de instrumentalidades institucionales.  Forman parte de una agenda estratégica más amplia de cooperación
   hemisférica así como de una arquitectura también más amplia del sistema interamericano.  Esto presenta la
   oportunidad para la creación del Área de Libre  Comercio de las Américas, su motivación y para levantar apoyo
   en su favor, lo que no está presente en el contexto de la OMC.  En particular, en el ambiente posterior a
   Seattle, se ha hecho y se continuará haciendo énfasis en la necesidad de desarrollar enfoques multilaterales
   nuevos para enfrentar preocupaciones globales en campos tales como el ambiente, los derechos laborales y
   los derechos humanos. [9]  Es importante reconocer que las Américas están bastante avanzadas en este
   aspecto y que estos temas figuran de manera importante en el sistema interamericano de cooperación.  Los
   desafíos claves al respecto son, la educación del público sobre este cuadro más amplio, a la vez que reforzar
   este enfoque y hacerlo más eficaz en cuanto al logro de sus objetivos.

   Segundo, aún cuando deba existir un balance y equilibrio interno del paquete comercial, un principio cardinal a
   las preocupaciones de los ministros de comercio, es también importante que los países reconozcan que ese
   balance y equilibrio en términos de intereses nacionales y sectoriales pueden lograrse también por la vía del
   progreso en otras iniciativas de la Cumbre, así como por la vía de las normas y los mecanismos del sistema
   interamericano. Actuar sobre este concepto más amplio de balance y equilibrio puede tener consecuencias
   estratégicas profundas para el compromiso de los socios potenciales del ALCA y de los sectores de la
   sociedad civil para el proceso del ALCA como parte de una agenda interamericana más amplia.  La estructura
   de gobernabilidad para el proceso de la Cumbre debe fortalecerse y adaptarse continuamente para reflejar
   mejor el consenso hemisférico sobre las prioridades políticas de los países. Dado que nuevas preocupaciones
   globales claves, tales como el trabajo, el ambiente y los derechos humanos son ya parte del proceso
   hemisférico de la Cumbre bajo categorías paralelas al comercio, una opción viable y deseable para los
   gobiernos sería acordar el fortalecimiento de este proceso a la vez que se aseguran que las negociaciones del
   ALCA se mantienen focalizadas sobre el comercio.

   Tercero, para mantener este balance y equilibrio bajo la visión estratégica de la Cumbre de las Américas, es
   importante mantener una estructura de temas estable en la agenda de iniciativas, en el apoyo institucional y en
   recursos. [10]  Esto traerá un número de beneficios: mejorará el proceso de aprendizaje para los participantes,
   facilitará el monitoreo y el seguimiento por parte de los países coordinadores responsables, de las instituciones
   y de la Reunión Cumbre misma; aumentará la transparencia y visibilidad de los logros bajo las diferentes
   iniciativas y, no menos importante, facilitará la educación del público en la racionalidad económica, política y
   de seguridad de esta alianza hemisférica.  Sin lo anterior, habrá un creciente riesgo de que la reacción contra
   la globalización, el libre comercio y las instituciones internacionales llegue a ser más fuerte que el impulso del
   movimiento de reforma y modernización que los gobiernos de América Latina y el Caribe han emprendido.

   Finalmente, el proceso de la cumbre de las Américas, desde Miami 1994, hasta Santiago 1998, y Quebec en
   el 2001, ha creado una plataforma verdaderamente histórica para iniciativas de cooperación sobre problemas
   comunes, que construyan sobre las fortalezas colectivas de las Américas, y que incluyan las normas e
   instrumentos existentes en el sistema interamericano. El ALCA  es parte de este conjunto y se podrá avanzar
   en ella más eficazmente si hay avance simultáneo en las otras iniciativas del sistema interamericano.

   [*]  Jose M. Salazar-Xirinachs es Jefe de Asesores en Comercio de la Organización de Estados Americanos en
   Washington D.C.  El presente artículo se basa en una conferencia dictada por el autor en el Foro “La Agenda
   Comercial: ¿Qué es y hacia adónde va?”  Greater America Business Coalition, 2 de marzo, 2000, Washington
   D.C.  Los puntos de vista expresados en este artículo son personales y no deben necesariamente atribuirse a
   la Secretaría General de la OEA.  Deseo agradecer a Sydney Weintraub y a  Jane Thery por sus comentarios
   sobre una versión anterior.  Si desea enviar comentarios, diríjase al autor: jsalazar@oas.org

   [2]  Informes recientes que presentan preocupaciones similares sobre el proceso de la Cumbre y la visión
   estratégica de los gobiernos, pero que no se enfocan específicamente en el comercio son: Center for Strategic
   and International Studies (CSIS), “Thinking Strategically About 2005: The Unites States and South America”,
   Diciembre de 1999; The Leadership Council for Inter-American Summitry, “Mastering Summitry: An Evaluation
   of the Santiago Summit of the Americas and Its Aftermath”, North-South Center, University of Miami, Marzo de
   1999.

   [3] Refiérase a Gary Hufbauer y Erika Wada (1999) “¿Pueden los Financistas Aprender de los Comerciantes?”,
   Journal of International Economic Law, Vol 2, No 4, Diciembre

   [4]  Para una revisión completa y un análisis de estos mecanismos ver: Ruben Perina, “El Régimen
   Democrático Interamericano: el papel de la OEA”, OEA Unidad para la Promoción de la Democracia, OEA,
   Washington D.C., Marzo del 2000.

   [5] En cuanto a recursos no concesionales una de las razones que se dieron durante la etapa preparatoria para
   rechazar mecanismos de financiamiento adicional fue que el problema no es de oferta de fondos, ya que el BID
   y otros organismos financieros tiene suficientes recursos para prestar a tasas de mercado, y que el problema
   es más bien de capacidad de absorción y de endeudamiento de por parte de los países.

   [6] He tratado de hacer lo anterior, en Salazar-Xirinachs, José M. (2000) “The Trade Labor Nexus: Developing
   Countries’ Perspectives”, Journal of International Economic Law, Oxford U.K.

   [7] Se puede encontrar información sobre la agenda, los programas y los logros de la Reunión de Ministros de
   Trabajo de Las Américas en el sitio web de la Unidad de Desarrollo Social y Educación de la OEA

   [8] Véase, Domínguez, Jorge (1999) “The Future of Inter-American Relations” Inter-American Dialogue Working
   Paper, June.

   [9] Véase, por ejemplo, W. Bowman Cutter, Joan Spero y Laura D’Andrea Tyson (2000) “New World, New Deal:
   A Democratic Approach to Globalization”, Foreign Affairs, Marzo/Abril.

   [10] Para más recomendaciones sobre las mismas líneas, véase The Leadership Council for Inter-American
   Summitry, “Mastering Summitry”: An Evaluation of the Santiago Summit of the Americas and ist Aftermath”,
   North/South Center, University of Maimi, March 1999.